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Miércoles, 25 Marzo 2020

CONSAGRACIÓN A MARÍA AUXILIADORA

CONSAGRACIÓN A MARÍA AUXILIADORA

En un ambiente de profunda esperanza cristiana, queremos sumarnos, como Comunidad Educativo Pastoral del Patrocinio de San José, a toda la Familia Salesiana en esta Consagración a María Auxiliadora. Rogamos a ella que siga protegiendo a nuestra Comunidad y a todas las personas, que los contagios puedan irse disminuyendo y que todos puedan recibir una atención médica necesaria. Invitamos a rezar esta Consagración con mucha fe, encomendándonos a nuestra Madre, a quien Don Bosco siempre le confió sus niños y jóvenes.

 Oración:

Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.

Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.

¡Oh, Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén


Oración para la liberación del Coronavirus

Dios todopoderoso y eterno, de quien todo el universo recibe energía, existencia y vida, venimos a ti para invocar tu misericordia, pues aún hoy experimentamos la fragilidad de la condición humana en la experiencia de una nueva epidemia viral.

Creemos que Tú diriges el curso de la historia de la humanidad y que tu amor puede cambiar nuestro destino para mejor, sea cual sea nuestra condición humana. Por eso te confiamos a los enfermos y a sus familias. Por el Misterio Pascual de tu Hijo, dale la salvación y el alivio a su cuerpo y a su espíritu.

Ayuda a cada miembro de la sociedad a llevar a cabo su tarea, fortaleciendo el espíritu de solidaridad mutua. Apoya a los médicos y a los trabajadores de la salud, a los educadores y a los trabajadores sociales en el desempeño de su servicio.

Tú que eres el consuelo en la fatiga y el apoyo en la debilidad, por la intercesión de la Santísima Virgen María y todos los santos quita todo mal de nosotros.

Libéranos de la epidemia que nos golpea para que podamos volver tranquilamente a nuestras ocupaciones habituales y te alabemos y agradezcamos con un corazón renovado.

En ti confiamos y a ti te elevamos nuestra súplica, a través de Cristo nuestro Señor. Amén

CONSAGRACIÓN DEL MUNDO A MARIA AUXILIADORA (24 de marzo)

¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos! Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor y a tu santo servicio. Te consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y prometemos obrar siempre para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.

Tú, pues, ¡oh, Virgen incomparable! que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano, continúa, por piedad, siéndolo especialmente en estos días. Ilumina y fortifica a los obispos y sacerdotes y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro infalible; promueve las vocaciones y aumenta el número de los ministros, a fin de que, por medio de ellos, el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.

Te suplicamos ¡oh, dulcísima Madre! que no apartes nunca tu piadosa mirada de la juventud, expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos y de las almas del Purgatorio: sé para todos ¡oh, María! dulce Esperanza, Madre de Misericordia y Puerta del Cielo.

Te suplicamos, gran Madre de Dios, que nos enseñes a imitar tus virtudes, particularmente la angelical modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, por cuanto es posible, con tu presencia, con nuestras palabras y con nuestro ejemplo, representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús, logremos que te conozcan y amen y podamos, llegar a salvar muchas almas.

Haz, ¡oh, María Auxiliadora! que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal manto; haz que en las tentaciones te invoquemos con toda confianza; y en fin, el pensamiento de que eres tan buena, tan amable y tan amada, el recuerdo del amor que tienes a tus devotos, nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra el enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formarte una corona en el Paraíso.
Amén.

FUENTE: Comunicaciones Salesianos Chile

 

Atentamente

Carlos Illanes

Pastoral 

 

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